Recuerdo aquel caos sucio, esta noche me ha visitado ese recuerdo, y lo he pensado, dentro de aquel desorden insoportable, reinaba un orden minucioso y enfermizo., le gustaba encontrar objetos para rellenar los más mínimos huecos libres, era un espectáculo ver cómo sus manos nudillosas y a la par delicadas colocaban los pequeños despojos en aquellos diminutos espacios liberados.
Las endebles estanterías de hojalata blanca eran museos decadentes de los objetos encontrados, que todos nosotros considerábamos inservibles.
Los colocaba hasta que quedaban rectos, ordenados, hasta que cuadraban a la prefección con su propio cánon del orden..
lo tachában de sucio y loco, supongo que estábamos (me incluyo)demasiado ciegos para entenderlo.
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