vendredi 31 décembre 2010

31, barcos y remolinos.

El último día, azuzada por el tiempo que apremia, decidido partirme el cuerpo en dos, y permito la salida de todo lo real, con el cuerpo enfundado y el rostro cubierto bajo una máscara casi pétrea.
Realmente, pienso en lo anterior y me parece imposible que haya ocurrido todo, desde el origen sabemos que nos quedaremos solos, y por ello preferimos resguardarnos del exterior entre montañas de periódicos viejos. Por todo este escaso (pero suficiente por el momento) bagaje, rejas negras de penal, me obstruían las ideas, no obstante, siempre existen  excepciones, por muy extraño que parezca todo.
Prefiero expresarme de forma más críptica, quizás porque soy débil, y no tengo el afán de permitir indagar demasiado dentro de lo que soy, de lo que no estoy muy segura.
Pero bueno, no me sale, aún nos quedan cristales de sal para la vida, iglús de paredes de cartón y viajes a lugares luminosos, bien.
No debo escribirlo aquí, y de hecho no escribiré todo lo que deseo, pero hago una mención, aunque resulte algo patética, mi dedicatoria, porque lo he prometido, y porque debía hacerlo, debía de ser así.

Soy y estoy aquí.
Esto es todo lo que hay.




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