¿Cómo no quedar rendidos ante su transparente gesto?
Podía leer el revés de las fallidas estratagemas tan sólo buceando en el reflejo de su mirada acuosa.
Todo tan patético y realista a la par, franqueza enmarcada en patetismo azul.
Hay decisiones que no pueden abortarse en momentos concretos, trataba de sofocar la llama imparable y fatal con las palmas de sus manos, pero en esos instantes, todo resultaba frenético y terriblemente energético, fatalmente abocado al final de los finales.
Una última elegía, una última súplica, y el Fin.
Pierrot optó esta vez por taparse la cara con pañuelos y reposar eternamente al sentir el caliente bramido.
El mar muere cada instante a sus pies.
y a los nuestros.
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