lundi 29 novembre 2010

Ensoñación repentina, sientes algo nuevo cuando miras hacia el Oeste.

Cuando toda esta nebulosa húmeda y densa termine, recorreremos el mundo, pasearemos cerca del río que concibe niebla, sentiremos el frío en la cara, y, cuando todo ello termine, haremos una pausa para mirar hacia el Oeste, emprender un viaje desenfrenado a través de una carretera infinita.
El mundo aquí parece tan desierto que nada duele, el viento sabe a arena y a amarillo., es tan árido que nos quema las fosas nasales. Galopamos al ritmo del aire, y el cielo se encuentra demasiado azul, y demasiado lejano.
Estamos muertos, y cada vez más vivos, tú y yo,
Desconocido.
Estamos vivos con el viento, los días buenos son eternos.
Y podemos sentir el mundo alrededor nuestro.
Y tatuarnos el infinito.

samedi 20 novembre 2010

He destrozado una cosa bella.

He destrozado una cosa bella, y la vida se tiñe de gris sin que yo lo desee.
Las lágrimas literales y cristalinas son la encarnación de las mías anteriores.
Fui recogiendo cada lágrima, y fui paulatinamente comprendiendo y aceptando el hecho de que la belleza desapareciera de mi vida, tan irrepetible.
Cuando lo más bello no consigue autodestruíse, es el azar el que propicia esa destrucción.

Nadie/nunca en B/N.

Las palabras nadie y nunca conseguían llenar y vaciar a X. en un mismo instante, en un mismo golpe, sobretodo, cuando sentía que la catarsis se estaba preparando más allá del horizonte.
Horizonte que les hacía creer que albergaba un mar, pero que realmente era árido y desértico.
X. siguió autocompadeciéndose toda la noche, y los párpados le ardían, los labios sangraban sin parar.
La ciudad parece aún más gris estos días que introducen el invierno. Ya no existen delirios cálidos y anaranjados, sólo frío. La sobriedad despoja a la vida de sus colores.

Y ya, nadie nunca.