"La urbe revive todos los Viernes a medianoche con una luz espesa y anaranjada, vasos de plástico y humo reconfortante.
H. despertó con una luz cálida y plomiza, no era el típico despertar de un Lunes a primeros de mes, se había vuelto a quedar dormido en las escaleras de piedra que eran el principio de los excesos.
Un cigarrillo entero colgaba de sus labios entreabiertos, tenía la boca pastosa y llevaba la misma ropa que tres días atrás.
Equis apareció como un gato de la calle, desarreglada y decadente, tambaleándose, causando el mismo efecto que una gota de tinta negra rompiendo la monotonía del papel blanco impoluto.
Tenía las medias rotas y el maquillaje corrido y llevaba un botella de leche medio vacía en sus manos congeladas.
Miró a H. con un gesto algo patético, le llevó hasta su casa y le prestó su cama y sus sábanas de muñequitos usadas.
Ella no se acostó, se desnudó y fue a preparar chocolate caliente a la cocina, acabó y esperó a que H. despertara.."
(le falta un final)
Lamento que a algo tan supuestamente bonito no pueda añadirle nada productivo.
RépondreSupprimerEspero que haya un final :)
RépondreSupprimerEquis me recuerda a mi Paulette, a todo lo que he inventado de ella y aún no he escrito más que en mi cabeza. Aunque a Paulette lo de la botella de leche no le pegaría, ella llevaría un brick. Y nada de medias, que es una chica dura.
RépondreSupprimerun miau
aviador
Seguro que desayunaron juntos y sonrieron bonito con las comisuras manchadas de chocolate :)
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