"La urbe revive todos los Viernes a medianoche con una luz espesa y anaranjada, vasos de plástico y humo reconfortante.
H. despertó con una luz cálida y plomiza, no era el típico despertar de un Lunes a primeros de mes, se había vuelto a quedar dormido en las escaleras de piedra que eran el principio de los excesos.
Un cigarrillo entero colgaba de sus labios entreabiertos, tenía la boca pastosa y llevaba la misma ropa que tres días atrás.
Equis apareció como un gato de la calle, desarreglada y decadente, tambaleándose, causando el mismo efecto que una gota de tinta negra rompiendo la monotonía del papel blanco impoluto.
Tenía las medias rotas y el maquillaje corrido y llevaba un botella de leche medio vacía en sus manos congeladas.
Miró a H. con un gesto algo patético, le llevó hasta su casa y le prestó su cama y sus sábanas de muñequitos usadas.
Ella no se acostó, se desnudó y fue a preparar chocolate caliente a la cocina, acabó y esperó a que H. despertara.."
(le falta un final)
dimanche 31 janvier 2010
mercredi 13 janvier 2010
samedi 9 janvier 2010
Delirios de Viernes a las 5 a.m.
Permite que Marie descubra un nuevo mundo tras sus párpados.
La urbe explota en gris y blanco desgastado, nos invita a delirar borrachos en naranja.
La urbe explota en gris y blanco desgastado, nos invita a delirar borrachos en naranja.
Estratos:
días,
ficción,
mierda incoherente,
momentos,
penal,
pensamientos fugaces,
revelations
lundi 4 janvier 2010
Utilizaré a H. para expresarlo.
"Tan sólo las piedras desiguales de las callejuelas lo entienden"
Pensó H. cuando traspasó la puerta coronada por el cartel de neón precario, la mugre se acumulaba en las esquinas y en los zócalos del suelo de aquel bar.
A H. le gustaba volver por allí para recordar aquel día, cuando logró que X. comprendiera que llorar no era tan malo.
Pero ahora contemplaba el vaso y añoraba tener a otra X. para comentarle que ya había perdido la esperanza, que ya no pensaba que la persona que le complementara se encontrara en aquella ciudad pequeña y grisácea.
Comenzó con ginebra, y continuó hasta ver luces, hasta que el alma se le saliera por la boca.., escribió en servilletas de papel.. Borde rojo / Borde azul.
Y acabó tirado como siempre, inspirado por las marcas que habían dejado al descubierto los fragmentos de pintura desconchada.
H. volverá a recorrer solo el paseo de las farolas sin tener ninguna X. que besar, pero bueno, consolémonos, en este gris y monstruoso cefalópodo no hay lugar para romanticismos desgastados.
Pensó H. cuando traspasó la puerta coronada por el cartel de neón precario, la mugre se acumulaba en las esquinas y en los zócalos del suelo de aquel bar.
A H. le gustaba volver por allí para recordar aquel día, cuando logró que X. comprendiera que llorar no era tan malo.
Pero ahora contemplaba el vaso y añoraba tener a otra X. para comentarle que ya había perdido la esperanza, que ya no pensaba que la persona que le complementara se encontrara en aquella ciudad pequeña y grisácea.
Comenzó con ginebra, y continuó hasta ver luces, hasta que el alma se le saliera por la boca.., escribió en servilletas de papel.. Borde rojo / Borde azul.
Y acabó tirado como siempre, inspirado por las marcas que habían dejado al descubierto los fragmentos de pintura desconchada.
H. volverá a recorrer solo el paseo de las farolas sin tener ninguna X. que besar, pero bueno, consolémonos, en este gris y monstruoso cefalópodo no hay lugar para romanticismos desgastados.
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HacheetEquis,
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