mercredi 17 août 2011

La chica por cuyo nombre no hubiera dado ni el peor céntimo.

Por aquel entonces ella no tenía nombre, sólo era una imagen conocida exclusivamente en un reducido tanto por ciento, parecía que su cuerpo de color tímido e imposible de determinar sólo fuera la plantilla que desechaba las ideas se burbujeaban en su cabeza.
Me gustaba observarla de lejos, (siempre café, siempre la vista hacia el suelo) y fantasear como siempre.
Me dí cuenta un mediodía en el coche, recuerdo cuánto tuve que girar la cabeza para no perderme ninguna milésima de segundo de su paso titubeante.
Viento olía a Otoño, soledad, belleza incomprendida, muchas ganas de gritarte todo lo que tenía censurado por dentro.
Recuerdo la primera vez que escuché su voz ultrasensible, fue un breve momento, sólo susurró un número, pasó el tiempo, y eclipsada por música insípida, tuve que camuflar mi verguenza con una sonrisa, luego, la espié por el hueco de la escalera..
pero, ¿ya no era lo mismo?

vendredi 12 août 2011

Cordones vivientes.

Mi cabalgar extraño pasa a ser monotema.
Temo con todas mis fuerzas que algún día el grifo se agote, y no pase a ser más que una condenada a los pozos llenos de porquería pegajosa, lo pienso mucho...
También..., pienso en la ultrasensibilidad de la piel bajo las sábanas en la duermevela de mediodías lluviosos. Me imagino mucho tu veritas y me gusta.
Fantaseo sobre cómo construírme un limbo avec toi y pintarnos de la ausencia de color, reflexionar como en un nido, sobre toneladas de asfalto gris que se desparraman metros más abajo.
Fantaseo sobre los muertos que pudieran estar ahogados en las aguas de una urbe atravesada por un río, (tú y yo los contaríamos).
Fantaseo todo el rato, como si anclarme en terreno firme fuera un pesadísimo lastre con el que no puedo cargar, me encanta autoproclamarme soñadora, y por ello, doy más asco y me precipito sin razón hacia un suelo de grava muy aburrido.
Sólo estoy enumerándote sin pensar, llevando medianamente subyugada mi locura desatada, tratando de metamorfosearla en algo diferente, pero sinceramente, no creo nada en mi Psique, en mi alma, ni en nada de lo que me han insuflado, sólo puedo inventarme cosas, y ofrecerte los frutos, desinteresadamente, porque me gusta, porque no necesito explicártelo, y porque no sé cómo voy a desengancharme de esa electricidad si algún día se requiere.
Ahora no comprendo nada, es como si la locura de verdad se hubiera desatado, como si fuera requerido que mantuviera enormes peleas dialécticas con los cordones que me atan y sostienen, rezos infernales a los pies de todas mis ataduras materiales, evasión absoluta e incontrolable, tengo miedo, ** tengo miedo.
Tengo miedo de ser mala.
Tengo miedo de que **** malo.
Tengo miedo de que mis pupilas quieran manipular más de lo que mi cabeza pueda llegar a controlar.
No voy a mermar el vuelo de mis yemas, sería fatal, no sé si quieres cuidarme, pero necesito, voy a buscar alpiste.

dimanche 7 août 2011

Absoluta mierda sin título, con un punto brillante en los finales.

A veces caigo en la cuenta de que Psique se ha acomodado terriblemente a la vida, como si la levedad hubiera despegado su base del suelo. Vuelve de la ciudad metafóricamente evidente anaranjada.
He pensado mucho, atropelladamente, en este cabalgar constante al que me he acomodado, sobre lo que llamo vida, y sobre lo que me encanta dejar abiertas muchas ventanas.
Detrás de mi fachada de estatismo, sólo anhelo emociones constantes, cambiantes, deseo, desespero.
Nada.
Sobretodo nada, como si todo estuviera pintado de la ausencia de color, cómo si mi mente estuviera sedada por una especie de droga extraña.¿No te das cuenta? No puedes compaginar locura desatada y creación, me gusta porque me extraes justo lo que quiero exhalar, y porque no tengo que explicarte nada.
Quiero analizar sin preguntar,
no sé si había escrito sobre aquella chica que apareció en la Seronda Sin Nombre una tarde extraña, apareció como un soplido de aire foráneo, con vestido color amapola y protuberancias aladas en los tobillos, todo aquello no tuvo más trascendencia que un aroma nuevo en una estancia gris que apestada a rutina.