lundi 7 mars 2011

Nymphesibilmorte.

Cuando * se dio cuenta de la fatalidad, el cielo ya estaba escuadrado mediante finas líneas blancas que actuaban como barrotes.
Al poco tiempo de bucear en la mirada acuosa de aquella mujer irreal, se había dado cuenta de que había sucumbido fatalmente al soliloquio murmurante de la extraña sibila que revivía el candor de las llamas postreras y vaticinaba próximas pasiones olvidadas en el fondo de un pozo. Los miembros de la deidad caían de forma etérea y casi inhumana a ambos lados del delicado cuerpo de la mujer, y ondeaban sobre la superficie del agua creando curvas hipnóticas y rituales.
Después de minutos que quizás llegaran a ser miles de años sumido en el bucle musical e infinito, * probó el sabor de la Muerte condensado en los labios de grosella de la diosa extraterrenal, entregándose a sus brazos, que eran los brazos fatales del agua, contra los cuales, los agonizantes vieron siempre desperdiciados sus absurdos intentos de huída.
Y así, * siguió siendo un signo olvidado en el fondo del pozo que encarnaba su tumba acuosa. Tan sólo un signo, un instrumento utilizado para expresar la forma de una anécdota carente de sentido o profundidad.


(J.W. Waterhouse)

Aucun commentaire:

Enregistrer un commentaire

Leave your essence: