Recordé el olor y la textura de las grandes orejas blancas, después de todo, todos nos dirijimos ebrios hasta la habitación decadente, cuantro literas descansaban en cada esquina del cuarto.
Varios compañeros extrajeron el polvo excelso de cajones secretos, sentí el maravilloso chispazo, miles de explosiones se sucedieron en mi cerebro y eclipsaron mis sentidos.., pero todo ello, fue tan efímero e instantáneo que terminó por resultar decepcionante.
Después de que todo terminara abrí la cartera, y ésta estaba repleta de pegajosa y midori tila.
Magnífico e inalcanzable.
Incoherente,puede,pero me gustó.
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