Te escribo para gritarte que lo que inspiro lo tengo callado, dentro y de piedra.
El tiempo ha pasado demasiado rápido y nos ha arrancado los ojos, y nos ha mermado los sentidos.
A veces pienso que nada de lo que hago valdrá para que en un futuro haga lo que me de la gana, sólo escribo de amor para recordarme que han vuelto a verme la cara.
Y duele un poco, es como si la jaula de oro nunca fuera a ser abierta, sólo soy una niña que se ha vuelto demente a sí misma, pero como todas busco lo mismo.
Y lo sabéis, y lo sé, y lo sabe todo el mundo,
pero esconderlo queda más bello, las jaulas de otro lo tiñen todo de trágico,
¿Aún no os habíais dado cuenta de que soy una fingidora?
Quizás la rectitud excesiva te lleve a pensar que tengo algún tipo de retraso.